Este es un día grande para nuestra familia Bethlemita, es las fiesta del amor que en confidencia de amigos, pide ser amado, y del amor de una mujer fiel a esta petición, de respuesta encendiendo la antorcha que entrega a las nuevas generaciones.
Como Bethlemitas damos gracias a Dios por la vida de nuestra Madre Encarnación Rosal, por el claro testimonio de su fé inquebrantable en la providencia y en el amor de Cristo, y gracias a lo cual, logró afrontar grandes dificultades para responder a la voluntad divina en la misión reparadora que el corazón de Cristo le confió.
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